Los caravasares

El comercio ha sido una de las principales actividades pacíficas que remodeló el planteamiento geoestratégico del mundo y facilitó la expansión humana, agrícola e incluso las epidemias.

Las vías pecuarias de los nómadas, prepararon el terreno para el desarrollo de importantes rutas comerciales que recorrerían los continentes de extremo a extremo. Los hospedajes se hicieron entonces indispensables. Las largas caravanas, atestadas de valiosa mercancía eran presa fácil para los saqueadores. Y por otra parte, importantes fuentes de ingresos.

La arquitectura de estos edificios solía coincidir, con sutiles diferencias. Desde verdaderas fortalezas, a posadas en centros urbanos. De planta cuadrada, protegido su patio central por un lienzo de muralla y torres de protección, ocupado su centro por una fuente con estanque para abastecerse de agua y saciar la sed de los animales. Los laterales, un zaguán corrido en arcadas con talleres y tiendas donde abastecerse de víveres, lavarse, comerciar, reparar carros, herrar caballos, curar heridas o proveer establos para los animales y almacenes para mercancías. Los pisos superiores serían las habitaciones de los viajeros.

Eran los caravasares, conocidos como tal a partir del siglo X, aunque su origen fuese muy remoto, y cuya antigüedad se evidencia en su etimología: Dharmashala en hindú, Karwansara en Persa, Kervanserai en turco, al caravansar árabe, “caravaneros”. Solían localizarse en las rutas comerciales, a un día de distancia o treinta kilómetros, dependiendo de la orografía del terreno. La mayoría en la Ruta asiática de la Seda, sin menoscabo de aquellos instalados en las ciudades, conocidos como Funduk, de donde deriva la palabra española “fonda”.

Uno de los más singulares y mejores conservados funduk del mundo occidental, se encuentra en Granada: El Corral del Carbón.

Posiblemente remodelado y ampliado sobre uno anterior, el Corral del Carbón, del siglo XIV, es un ejemplo vivo de caravasar urbano. Patio central de planta cuadrada, fuente en medio, arcadas laterales y pisos superiores. Decoración algo tosca a la entrada y muros laterales, hoy adosados a otros inmuebles.

El corral del carbón sería parte, seguramente, de una serie de alhóndigas –los caravasares occidentales- que rodeaban el mayor mercado de seda y productos de lujo de Europa, el cual se localizaba a pocos metros del Funduk, cruzando el río. En Granada la alhóndiga conserva su nombre y sigue atestada de comercios y viviendas en los pisos superiores.  

Estos alojamientos era una fuente de ingresos tan importante para la ciudad de Granada, que para alargar las estancias, el sultanato no cobraba pernoctación durante tres días.

Con la caída de Granada en manos de los católicos, las caravanas dejaron de abastecerse en la ciudad y el funduk se convirtió en una vecindad y mercado de carbón, de ahí su denominación actual “El corral del Carbón”.

Hoy es parte del patrimonio andalusí del Patronato de la Alhambra, importante referencia histórica, y puesto en valor como centro cultural.

Autora: Laura Fernández-Montesinos Salamanca

Isle of Graia Gulf of Akabah Arabia Petraea. David Roberts. Litografía en color. Biblioteca del Congreso. Washingtong D.C. Estados Unidos.

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David Roberts / Public domain

Corral del Carbón. s. XIV. Granada

El Corral del Carbón, la Alhóndiga Nueva (Granada)

José Luis Filpo Cabana / CC BY (https://creativecommons.org/licenses/by/4.0)

Corral del Carbón. Atribuido a David Roberts. s. XIX. Litografía en color. Museo de Bellas Artes de Córdoba y Museo Julio Romero de Torres. Córdoba.

Attributed to David Roberts / Public domain

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