Biocombustible con aroma a azahar
Estimados lectores, no, no me he vuelto loca. Aunque casi. Pero pueda ser que en un futuro llenemos el depósito de nuestros automóviles con un biocombustible con aroma a azahar.
Pero empecemos por el principio, es decir, la Naranja.
Una de las cosas que más llama la atención a todos aquellos que visitan Sevilla, es la cantidad de naranjos que adornan sus calles, moda que se estableció a partir de los años 70 del siglo pasado, cuando se comenzó a plantar hiladas de naranjos por las principales vías sevillanas, pasándose de unos 5.000 naranjos que había por aquel entonces, a los más de 40.000 que hay en la actualidad, siendo una de las preguntas más frecuentes si su fruto es comestible o no. Bueno, serlo… lo es, pero hay que tener en cuenta que son naranjas AMARGAS.
Y, se preguntarán ustedes, ¿por qué amargas? La razón es que éstas estaban asociadas desde antiguo a la felicidad de su dueño, y por ello se irá implantando la costumbre de tener al menos un ejemplar en casa (desde luego yo puedo asegurarles que cuando florecen los naranjos en el mes de marzo, toda Sevilla se siente feliz con el embriagante aroma de su azahar).
Y, puede que también se pregunten ustedes, si son amargas ¿para qué se usan? Ésta es la cuestión que nos ocupa hoy.


Si bien es cierto que tradicionalmente se ha utilizado la naranja sevillana para la elaboración de deliciosas mermeladas, las que penden de los naranjos sevillanos no pueden derivarse para ese fin, debido a que en su proceso de fabricación se utiliza la piel de la misma. Y no vean ustedes cómo está el parque automovilístico de Sevilla…. En resumidas cuentas fue por la contaminación ambiental por lo que se prohibió la venta de las naranjas recogidas en la ciudad, por ello hubo que buscar otros usos para tanto cítrico. (Se comenta que en Buckingham Palace se degusta aún hoy en día la mermelada de naranja sevillana, unos dicen que esta naranja procede de los Reales Alcázares, otros que del Palacio de Dueñas…)
Pero, ¿no iba a hablar de un biocombustible? Es que les estoy escribiendo este artículo a la hora de la merienda, perdonen ustedes.
Recapitulando, como el ayuntamiento sevillano ya no puede vender las naranjas ha empezado a probar otros usos. Lo más novedoso es utilizar el gas producido por el zumo al entrar en contacto con algún tipo de microbio, para generar biocombustible, mientras que con el resto se continúa generando compost para la jardinería. De momento lo está experimentando la compañía municipal de aguas de Sevilla, EMASESA, en una de sus plantas depuradoras. Pero no es invención nuestra, sino japonesa, donde llevan al menos desde 2014 desarrollando esta fórmula para la reutilización de las naranjas.
Por cierto, el 2020 ha tenido algo bueno, hemos tenido una producción récord de naranjas amargas: gracias a la mayor floración de la primavera pasada, el rendimiento medio de cada naranjito es ni más ni menos que de 110 kgs, 30 kgs más que en campañas anteriores.
Esto si que es sostenibilidad y no los elásticos de las dichosas mascarillas…
Autora: Rocío Llorca