Isabel Clara Eugenia, una segoviana que llegó lejos

En el mes de marzo, en el que se celebra el Día Internacional de la Mujer, queremos recordar la influencia femenina en la historia de Segovia.

Muchas son las mujeres que han sacado adelante la ciudad y la provincia a través de los tiempos. La gran mayoría de ellas desde el más absoluto anonimato, algunas reconocidas internacionalmente como Isabel I, “la Católica”; Teresa de Cepeda y Ahumada, “La Santa”; María Zambrano, “la filósofa” y más recientemente Lucía Jiménez, “la actriz”, entre otras.

En este artículo nos vamos a acercar a la figura de la Infanta Isabel Clara Eugenia, hija del Rey Felipe II y de su tercera esposa Isabel de Valois. Una segoviana que llegó lejos, concretamente a los Países Bajos de los que fue primero Soberana y después Gobernadora.

La pequeña Isabel vino al mundo el 12 de agosto de 1566 en el Palacio de Valsaín, el primer Real Sitio de España de la mano de Felipe II. No fue casualidad que naciera allí, al Rey le gustaba el lugar y quiso que así fuera. Tres fueron los nombres que pusieron a la pequeña: Isabel, por su madre; Clara, por el día en que nació y Eugenia, por San Eugenio, del que poco antes se había recibido una reliquia en España.

Ya tenía un hermano al nacer, el Infante Carlos, y un año después nació su hermana Catalina Micaela. Lamentablemente, su madre murió en 1568 al dar a luz a su hija Juana que falleció unos días más tarde.

La pérdida de su madre y la muerte ese mismo año del heredero, hizo que Felipe II se casara de nuevo en 1570, en este caso con su sobrina Ana de Austria. La ceremonia religiosa tuvo lugar en el Alcázar de Segovia y parte de los festejos en el Palacio de Valsaín.

Con solo cuatro años Isabel Clara Eugenia había perdido a su madre y dos hermanos, pero la personalidad de Ana, la nueva esposa de su padre, hizo que no le faltara una figura materna.

Muy unida a Catalina Micaela, la infanta llegó a tener otros cinco hermanos fruto de ese último matrimonio de su madre. De ellos, sólo uno, el futuro rey Felipe III, llegó a adulto.

Siendo Isabel la hija primogénita del monarca y sin tener asegurado un heredero varón para el trono, ella fue siempre la favorita de Felipe II y estuvo muy cerca de él hasta el fin de sus días en el Escorial, donde ella ocupaba los aposentos reales.

De su padre aprendió el arte de gobernar, la estrategia política y bélica, y tenía la total confianza del monarca que la dejó al cargo de las tareas reales cuando él estaba en Portugal.

A la muerte del rey, formaliza su matrimonio con su primo el archiduque Alberto de Austria y ambos toman la Soberanía de los Países Bajos desligandose estos, en cierta medida, de la Corona de España. Ninguno de los tres hijos que alumbra sobreviven. Este hecho hizo que, a la muerte de Alberto y sin descendencia, Felipe III decida retomar el poder sobre los Países Bajos aunque Isabel Clara Eugenia siguió siendo su Gobernadora hasta que falleció en 1633 en Bruselas.

Su personalidad hizo que se ganara el cariño de su padre y también el de sus súbditos. Aún hoy es recordada con ternura en los Países Bajos, y sabemos que los españoles no siempre fueron bien recibidos allí. Pero eso es otra historia.

De esta y otras muchas mujeres te hablaremos en las visitas guiadas de Segovia Imperdible.

Autoras: Segovia Imperdible 

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