Machado y Guiomar

Era un día de otoño de 1919, cuando Antonio Machado llegó a la ciudad de Segovia para ocupar la Cátedra de Francés en el Instituto General y Técnico, puesto que ocuparía durante 12 años. Durante su estancia en la ciudad, vivió en un pequeño cuarto en una modesta pensión que regentaba la señora Luisa Torrego. Este lugar puede ser visitado en la actualidad en la ciudad de Segovia y conserva la estancia que ocupó el poeta.

En poco tiempo Machado se integró en la vida cultural y política de la ciudad castellana, era asiduo de las tertulias en el café de la Unión y participó como conferenciante en la Casa de los Picos, donde se encontraba la Universidad Popular segoviana.

Además, fue gran amante de los paseos por la ciudad,  y nos lo relata en sus versos:

«En Segovia, una tarde, de paseo

por la alameda que el Eresma baña,

para leer mi Biblia

eché mano al estuche de mis gafas

en busca de ese andamio de mis ojos

mi volcado balcón de la mirada”.

Estatua de Antonio Machado en la plaza Mayor de Segovia
Portada del libro Si, soy Guiomar

En 1928, casi una década después de residir en la ciudad, Machado conoció a la que sería su segundo gran amor y musa, Guiomar. Pilar de Valderrama, de 39 años, pertenecía a la clase alta madrileña y acudió varias veces a la ciudad de Segovia a descansar, después de un matrimonio en crisis. Guiomar,  poetisa y gran admiradora del poeta, decidió conocerlo y se citaron en el Hotel Comercio donde ella se alojaba. Se conocieron, charlaron, decidieron cenar al día siguiente juntos y más tarde pasearon bajo el cielo estrellado hasta el Alcázar, paseo que nunca olvidaría el poeta.

Se vieron secretamente durante casi ocho años unas veces en Segovia y en Madrid los fines de semana. A pesar de que Machado hubiera deseado mucho más, ella no pudo ofrecerle más que una amistad sincera.

Tú me buscaste un día

Yo nunca a ti, Guiomar,

Y yo temblé al mirarme en  el tardío

Curioso espejo de mi soledad

Machado se enamoró profundamente, se cartearon durante todos estos años. Él debió enviarle más de doscientas cuarenta epístolas a lo largo de su relación, ella las quemó casi todas en vísperas de la Guerra Civil. De las cartas que se salvaron, muchas fueron manipuladas después por la propietaria, para salvar pasajes comprometidos o imprudentes. De las misivas que Guiomar envió a Machado no se conserva ninguna.

Pensión donde vivió Antonio Machado en Segovia

Con el inicio de la Guerra Civil, cuando Guiomar y su familia partieron hacia Portugal, no volvieron a verse y terminó esta inacabada historia de amor, que de haberse dado en otros tiempos, hubiera tenido un final feliz. De lo que ocurrió con el poeta, todos sabemos de su triste final, su exilio al iniciarse la guerra y su fallecimiento en Colliure.

Para reconstruir esta historia, tenemos los versos de Machado y la autobiografía  de la protagonista Pilar Valderrama, que poco antes de morir escribió Sí, soy Guiomar, dónde revela ser la musa del poeta.

Si quieres saber más de esta historia, te invitamos a participar en una de nuestras visitas por la ciudad de Segovia, recorreremos algunos de los lugares machadianos.

Autor:  Segovia Imperdible

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